Un programa que comienza con los aplausos a los que sigue el silencio.Ese silencio en el que nos encontramos sumidos desde que nos dejaron salir a las calles otra vez. Esas calles vacías de vida cotidiana y llenas de colas. Esas colas ante los centros de salud cerrados y ante los hospitales cada vez más desbordados.
El exterior y el interior de esos centros y hospitales muestran por igual la sensación de abandono que, como ciudadanas y como trabajadoras sanitarias, estamos sufriendo ante la inacción y la disputa constante entre las instituciones.
Reclamamos una sanidad pública 100% en un Madrid que es la ciudad en la que más se ha trabajado por vender la salud a empresas privadas con ánimo de lucro.
El nuevo hospital, Isabel Zendal, heredero de políticas como la de la Ciudad de la Justicia, se muestracomo el proyecto fastuoso-estrella de la Comunidad de Madrid que no ha informado aún de su coste y financiación del que contratas y subcontratas se están beneficiando. Frente a tanto boato, la propuesta de la razón: recuperar la desinversión que desde hace décadas sufre el sistema sanitario público y dotar adecuadamente a la atención primaria.
Hay dos momentos especialmente relevantes en este programa. El de la exposición del plan hipotecario de la sanidad protagonizado por una tramposa Esperanza Aguirre que parece salida de un ring de boxeo y el de la exposición de la realidad vivida durante la pandemia y en esta segunda ola por protagonistas que transmiten con lágrimas, manos enervadas entre la contención y la rabia, la estupefacción y el silencio, la otra cara, la de quienes sí trabajan por el bien común.